lunes, 3 de octubre de 2011

    Jaume Sagalés se ha hecho cargo de las mañanas de Punto Radio los fines de semana. He confesado ya mil y una veces que me despierto y me acuesto escuchando la radio. Y este “discípulo aventajado” de Luis del Olmo es de lo mejorcito que encuentro en el dial.

    El pasado sábado realizó una entrevista de las que me han dejado poso. Fue sencillamente extraordinaria; por la magistral conducción de la conversación, pero, sobre todo, por la arrolladora personalidad del interlocutor: el Dr. Cavadas.

    Pedro Cavadas, un valenciano de 46 años, es de esos personajes que enamoran, que tiene ese “algo” que les diferencia del común de los humanos y que te hace pensar que estás frente a alguien diferente. Creo que, muy a su pesar, ha tenido una trascendencia y un reconocimiento públicos por sus espectaculares logros como cirujano.

    Nuestro protagonista se dedica a la reconstrucción microquirúrgica en un hospital de Manises. Nació en Valencia y allí ha desarrollado una carrera profesional que en los últimos tiempos ha venido acompañado de un reconocimiento mundial.

    Lo que más llama la atención es que habla de sí mismo, de lo que era hasta hace unos años, como del prototipo del profesional de éxito; del cirujano pijo, rico y ambicioso. Un primer viaje a África –a Kenia concretamente- y la inesperada muerte de su hermano trastocó y revolucionó por completo su jerarquía de valores. Regaló su lujoso Porsche, se desapegó de todo lo material y creó una Fundación que opera en África a los desheredados de la fortuna.

    Con un reducidísimo equipo –él mismo, un anestesista y una enfermera instrumentista- realiza cientos de operaciones al año en condiciones infrahumanas en distintos países del continente africano. Cuenta con la colaboración de voluntarios de la Cruz Roja y de distintas oenegés que realizan su trabajo –al de los voluntarios, me refiero- cobrando religiosamente. No lo critica, matiza, porque su concepto de la solidaridad no tiene por qué coincidir con el de los demás.

    El Dr. Cavadas saltó a la fama por ser el autor del primer trasplante facial realizado en España, el octavo en el mundo. Y se ha especializado en su quehacer diario en Manises en proporcionar soluciones a pacientes que en principio parecían irrecuperables o con secuelas difícilmente reparables. Presume de intervenir por orden de llegada sea cual sea la condición social del paciente. Un enfermo es alguien con problemas y no hay nada que iguale más que la enfermedad.

    Piensa que nuestra Sanidad, con la ingente cantidad de medios económicos con los que cuenta, debería ser todavía mucho mejor. Tenemos un buen coche pero consume excesiva gasolina. Y si quieren pensar, si tienen un minuto para reflexionar, mediten sobre el endiablado contenido del dardo que lanzó el Dr. Cavadas a quienes le escuchábamos con admiración: ¡Qué caro –se refiere a todo lo superfluo e innecesario que nos empeñamos en poseer- resulta ser infeliz en el primer mundo!

    Nos guste o no, tiene razón.

   

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