miércoles, 11 de enero de 2012

NADAL ES EL PREFERIDO




    El deporte español está viviendo su época más dorada; y eso se ha vista reflejado en una reciente encuesta realizada por Personality Media, que ha preguntado a pie de calle quiénes son los españoles más conocidos y mejor valorados. El resultado revela un triunfo arrollador de los deportistas.

    Nadal, Pau Gasol, Paco León, Iniesta, Casillas, Indurain, Antonio Banderas, Matías Prats, Pep Guardiola y Vicente del Bosque son los diez primeros en esa encuesta que tiene como objetivo final asesorar a empresas y operadores de publicidad sobre los rostros más idóneos para aparecer en campañas publicitarias.

    Cinco deportistas (uno de ello, Indurain, ya retirado), dos entrenadores, dos actores y un rostro de la televisión han copado estas diez primeras posiciones. Los deportistas tienen en común, además de sus éxitos deportivos, la frescura de su imagen y que todos mantienen una muy meritoria –y valorada- actividad humanitaria a través de sus propias fundaciones o de comprometidas colaboraciones con oenegés. Como se ve, Nadal no es sólo el mejor en una cancha de tenis; también lo es fuera.

    Sorprende hasta cierto punto la ausencia de más caras de la televisión. Sólo el incombustible Matías Prats -61 años de edad a pesar de su apariencia de cuarentón bien conservado. ¡Me corroe la envidia!- figura en esos puestos de privilegio. Su credibilidad, su naturalidad y una prolongada en el tiempo penetración en nuestros hogares le han acabado por convertir en uno más de la familia.

    Que sólo aparezca Matías en esta lista puede ser también un indicio de que no nos acaba de gustar una buena parte de lo que se nos ofrece en televisión. No es mal síntoma.

    Sin embargo, no me extraña en absoluto que no aparezca ningún torero. Salvo honrosas excepciones –Manuel Díaz “El Cordobés”, Cayetano y pare usted de contar- el resto siguen manteniendo y cultivando una imagen más propia de ciudadanos del siglo XIX que de jóvenes de nuestro tiempo. Y lo peor es que les gusta ser así…

    Y me alegra sobremanera que el deportista español mejor pagado de los tiempos, Fernando Alonso, no encuentra el mínimo eco en la valoración, confianza y simpatía que despierta en su propio país. Tuvo su momento, pero me da la impresión de que cuanto más tiempo pasa, más antipático nos parece. ¿No les pasa a ustedes lo mism

jueves, 29 de diciembre de 2011

UN AÑO PARA OLVIDAR


Se va 2011 y los peor librados pensarán, con toda la razón del mundo, que ya era hora. Ha sido, de largo, el peor año de la historia reciente de España.

    Y es que la crisis siguió galopando desbocada, el número de parados aumentó hasta los cuatro millones y medio –y lo que te rondaré…-, continuó el incesante goteo de empresas que desaparecían y aumentaron exponencialmente las peticiones de ayuda a los servicios sociales y asistenciales. Vamos, lo que se dice un panorama desolador.

    Durante algún tiempo se nos hizo creer que el cambio político que traerían las elecciones iba a ser la panacea que solucionase todos nuestros males: el sol iba a brillar con más fuerza, el aire se tornaría más respirable, la crisis se disolvería en el éter y los perros se volverían a atar con longanizas. ¡Ja!

    Mariano Rajoy ha llegado a la Moncloa y su único mérito en estos días de su mandato parece consistir en habernos convencido de que todos lleguemos a la conclusión de que esto no tiene remedio, que el ajuste duro va a seguir y que las medidas a adoptar –congelaciones salariales, subidas de impuestos, merma en la calidad de algunos servicios públicos esenciales como la sanidad, la educación o las infraestructuras – son irremediables. Me precio de tener buena memoria y creo recordar que éste no era, literalmente al menos, el discurso con el que el PP consiguió ganar las elecciones.

    Por primera vez en mucho tiempo, sociólogos y economistas están fatalmente de acuerdo en algo que parecía impensable hace tan sólo cuatro años: que una generación, la de los que ahora son adolescentes o jóvenes- va a vivir peor que la de sus padres. Y es que las normas laborales van a experimentar un retroceso de decenios, los salarios en el mejor de los casos se van a congelar y el adelgazamiento del sector público va a conllevar de modo irremediable hundir las expectativas de muchos universitarios cuya lógica salida al finalizar los estudios era incorporarse a la Administración Pública.

    Va a comenzar 2012. Nuestro nuevo y flamante Ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos (por cierto, representante en España durante mucho tiempo de Lehman Brothers, el banco cuya quiebra está en el origen de la crisis mundial) ya ha anticipado que esto no ha tocado fondo y que en el nuevo año entraremos en recesión. En tan sólo unos pocos días el nuevo Gobierno ha echado por tierra las expectativas de millones de ciudadanos que habían depositado buena parte de sus ilusiones en un cambio político que, por lo que se ve, no va a alterar sustancialmente el triste devenir económico del país.

    El panorama invita –por favor, no lo tomen al pie de la letra- a ahorcarse. Si llega para comprarse la soga, claro… A pesar de todo, ¡Feliz 2012!
   


    

martes, 27 de diciembre de 2011

IÑAKI URDANGARIN


    En nuestra joven democracia la corrupción ha campado a sus anchas y ha alcanzado a todos los niveles de la política y la economía. Así, hemos tenido un Presidente del Gobierno bajo sospecha: Felipe González por el turbio tema de los GAL. Su cúpula del Ministerio del Interior pisó la cárcel: Barrionuevo y Vera por el mismo asunto de terrorismo de Estado y nuestro –digo nuestro porque es aragonés- Luis Roldán por “despistar” un par de miles de millones de pesetas de nada (un día de debilidad lo tiene cualquiera).

    Tampoco han escapado a los banquillos algunos Presidentes de Comunidad Autónoma, como Jaume Matas, que fue ministro con Aznar y máximo mandatario en Baleares. Hay ministros que todavía no han  comparecido ante los tribunales pero todo apunta a que tendrán que hacerlo. Me refiero a Pepiño Blanco , a día de hoy responsable interino de la golosa –por el presupuesto que maneja- cartera de Fomento.

    Las altas finanzas no han sido ajenas a este fenómeno. Mario Conde –es el caso más significativo- vio como Banesto, el banco que presidía, era intervenido un 28 de diciembre –cuando lo escuché en la radio creí que se trataba de la inocentada propia de la fecha-, desposeído de su cargo, posteriormente procesado y, finalmente, condenado a pasar una temporada de “descanso” en prisión.

    Claro que su sucesor, Alfredo Sáez, el hombre al que colocó Emilio Botín al frente de la entidad cuando el Estado subastó Banesto y lo adquirió el Santander, tampoco corrió mejor suerte y llegó a ser condenado por el Tribunal Supremo por un delito de denuncia falsa a varios empresarios. Hace unos días, El Boletín Oficial del Estado publicaba el vergonzante indulto a este banquero, pues aunque no había riesgo de entrar en prisión, la condena le inhabilitaba para continuar en ese goloso puesto que le reporta uno de los diez sueldos de ejecutivo más altos de Europa.

    Y, permítaseme la frivolidad, hasta la seguridad privada, plagada de honrados trabajadores que exponen día a día su integridad  custodiando dinero ajeno, tuvo su minuto de gloria protagonizado por “El Dioni”. El bizco más famoso de la historia robó un furgón cargado con varios miles de millones de pesetas, se fue a Brasil a vivir a cuerpo de Rey y -¡olé sus cojones!- se gastó antes de ser detenido una buena parte del botín.

    Después de esta larguísima introducción me pregunto: ¿qué pata todavía faltaba para rizar el rizo a este asqueroso banco de la corrupción? La respuesta es sencilla: un miembro de la Monarquía.

    La Casa Real –nunca me he explicado el por qué- ha gozado en los medios informativos de un extraño privilegio: nadie se ha preguntado nunca por su patrimonio, por sus negocios. Sólo lo han hecho –con nulo éxito- algún parlamentario de Izquierda Unida e Iñaki Anasagasti, del PNV, que hasta ha llegado a hacer “bolos” en radios y televisiones acusando al Rey de vago.

    Y esta opacidad de la economía de la Casa Real ha sido posible pese a que hace algunos años alguien que siempre fue considerado como su hombre de confianza, su mano derecha económica, Ramón Prado y Colón de Carvajal, también se vio obligado a dar cuentas a la Justicia.

    Pero esa pata del banco de la corrupción se ha empeñado en asumirla y colocarla Iñaki Urdangarín. Sí, el marido de la Infanta Cristina, segunda de las hijas del Rey Juan Carlos, que en sus años mozos fue deportista de élite y formó parte del mejor Barça y de la mejor selección española de balonmano de la historia.

    Iñaki, retirado ya del deporte, fue preparado y postulado para un digno cargo representativo que hubiera colmado las esperanzas y ambiciones de cualquier ciudadano: presidente del Comité Olímpico Español. Honor que rechazó por un nimio detalle: era incompatible con sus actividades como ambicioso empresario del sector de instalaciones deportivas.

    El periódico “El Mundo” –de derechas de toda la vida y nada sospechoso de antimonárquico- le ha puesto bajo sospecha y ha desvelado que una de sus empresas podría haber cobrado varios millones de euros por unas actividades de promoción turística y deportiva de las Baleares que nunca se llegaron a realizar. Jaume Matas, presidente de la comunidad insular en el momento al que se remontan los hechos, podría haber colaborado mediante la redacción de actas de unas reuniones que jamás tuvieron lugar. Súmense unas facturas falsas y…¡ya está el lío armado¡

    La casa Real, que siempre se ha caracterizado por su discreción y por no entrar a desmentir rumores, sorprendentemente ha dicho en esta ocasión que Iñaki Urdangarín es un ciudadano más -¿lo dudaba alguien? Y que la Corona se desvinculaba de su posible defensa llegado el caso. ¡Pues faltaría más!

    Reconozco que el personaje no me cae nada simpático. Ya en vísperas de su boda tuvo que pagar algunas deudas –el Impuesto de Actividades Económicas de un restaurante- al Ayuntamiento de Barcelona para evitar la deshonra de ver publicada su morosidad en el correspondiente Boletín Oficial. Pero es que me produce auténtico asco y verdadera nausea  que una persona a la que la vida le ha dado todo sin mayor mérito previo, lejos de agradecer a la sociedad y devolverle algo de lo mucho que ha recibido, se intente aprovechar del dinero de todos prevaliéndose –ojo, habrá que demostrarlo- de su posición de privilegio mediante la ejecución de turbios negocios.

    Al marido de la Infanta Cristina –sí, esa que se puso a régimen y perdió peso porque quería ser infanta y no elefanta- me temo que le han “pillao” con el carrito del “helao”.

    Si todo lo que está publicando “El Mundo” llega a demostrarse en los tribunales será la mejor ocasión para hacer bueno el aserto de que todos somos iguales ante la ley o, por el contrario, desengañarse y llegar a la conclusión de que es tan solo una frase rimbombante y bienintencionada porque la realidad  es que unos son más “iguales” –ya me entienden- que otros.

    Majestad: ¡cuántos disgustos dan los hijos! Y en su caso, además, los yernos.  

lunes, 21 de noviembre de 2011

TU CARA ME SUENA

    Últimamente veo muy poca televisión y estoy lejos de esas cuatro horas que de promedio permanecen los españoles frente a la pequeña pantalla, pero reconozco que me he “enganchado” a “Tu cara me suena”, que se emite en Tele 5 la noche de los miércoles.

    Presentado –magníficamente- por Manel Fuentes y producido por La Trinca es un formato muy sencillo que consiste en que ocho famosos –hay cantantes y otros que no lo son- , maravillosamente caracterizados, imitan a otro artista. En esta edición participan Toñi Salazar, Angy Fernández, Silvia Pantoja, Carolina Ferré, Julio José Iglesias, Josema Yuste, Francisco y Santiago Segura. El resultado es espectacular y no deja de sorprenderme semana tras semana tanto la capacidad de algunos para meterse en la piel de otro y transformar su personalidad, como la torpeza de movimientos de otros, especialmente del cantante Francisco; el valenciano, un programa sí y al siguiente también , evidencia que tener una maravillosa voz no es incompatible con la dificultad para coordinar los movimientos del cuerpo.

    El programa, como ya he dicho, llega de la mano de La Trinca, lo que constituye de antemano garantía de éxito. Con ellos vinieron en su día programas que constituyeron auténticos bombazos. Baste recordar Operación Triunfo o Crónicas Marcianas, por citar sólo dos ejemplos. La Trinca tiene una difícil facilidad para acertar la inmensa mayoría de las veces en el centro de la diana del éxito y, junto a Globomedia (Médico de Familia, los Serrano, Águila Roja…) son los auténticos “Reyes Midas” de la televisión.

    “Tu cara me suena” me gusta porque responde perfectamente a ese concepto de televisión pensada para contemplar en familia; algo que, lamentablemente, se está perdiendo y que sólo muy de tarde en tarde, se recupera con espacios como el que nos ocupa. La televisión nació para unir a las familias, pero  con el paso del tiempo sentarse frente al televisor se ha convertido en un acto solitario.

    El programa no tiene otra pretensión que entretener y a fe que lo consigue. Lo recomiendo.

   

miércoles, 16 de noviembre de 2011

EL NUEVO VALLE DE LOS CAIDOS

    La feroz crisis económica que nos acompaña desde 2007, además de empobrecer a la inmensa mayoría de los ciudadanos de todas las latitudes, se está cobrando, una tras otra, multitud de víctimas entre la clase política. El pasado sábado le tocó el turno a Silvio Berlusconi; fue la dimisión de un político atípico, muy posiblemente de difícil repetición en otro escenario que no sea la convulsa Italia, el país con menos estabilidad de la Unión Europea y que devora a los gobiernos sin que apenas les dé tiempo a asentarse en el poder haciendo posible –para más inri- las alianzas más extrañas y antinaturales.

    Y si Dios no lo remedia – no lo va a hacer porque quedaría fatal- el próximo domingo caerá –esta vez en las urnas- José Luis Rodríguez Zapatero, que pondrá el punto final a lo que para él ha sido un sueño y para muchos millones de españoles ha constituido una auténtica pesadilla.

    La crisis se lleva con los pies por delante a Berlusconi y Zapatero, como antes lo hizo con Sócrates en Portugal, Papandreu en Grecia o con varios líderes de esa Europa menos conocida pero más enigmática de los Balcanes.

    Pero quiero centrar mi comentario de hoy en Berlusconi y Zapatero; dos polos opuestos con nada en común, que han coincidido en el tiempo y que pueden ser los dos ejemplos más representativos de los dos grandes males que afectan a nuestra clase dirigente: la corrupción y la ineptitud.

    Berlusconi es la corrupción hecha persona transformada en político. Ha gobernado Italia sin otra meta que defender y hacer crecer su amplio predio empresarial. Su gestión siempre fue turbia al estar bajo sospecha por los mil y un procesos judiciales a los que ha tenido que hacer frente. Muchas de las normas promulgadas bajo su mandato no tenían otro objetivo que hacer imposible que fuera sometido a la acción de la justicia. Y, sobre todo, ha demostrado una total carencia de principios, viéndose envuelto en casos de corrupción –pagar por sexo con menores de 18 años es de cárcel inmediata en cualquier país medianamente civilizado- de los que, lejos de avergonzarse, ha hecho gala y ostentación.

     En el polo opuesto se encuentra José Luis Rodríguez Zapatero. Llegó al poder de casualidad y…de casualidad que no ha acabado con la economía española. Nadie le puede negar rectitud y convicción en sus principios, pero sin que ello deje de ser óbice para haberse convertido en el más genuino representante de algo también políticamente muy peligroso: la ineptitud y la carencia de preparación.

    Berlusconi y Zapatero son –de momento- los dos últimos cadáveres de esta crisis que está devorando a una clase política que en nada se parece a la que, tras la II Guerra Mundial –los Adenauer, De Gaulle, Winston Churchill…- sentaron con autoridad moral y capacidad de liderazgo las bases de la actual Unión Europea, algo que constituyó un hermoso sueño y se está convirtiendo en quimera.

    Ciao Berlusconi, adiós Zapatero. Creo que hay que comenzar a pensar en construir –simbólico e imaginario- un nuevo Valle de los Caídos. Porque la criba política no ha hecho sino comenzar. Que sea para bien.


   

viernes, 11 de noviembre de 2011

LA BBC


    La British Broadcasting Corporation, es decir, la BBC, que es como todo el mundo la conoce, ha celebrado días atrás el septuagésimo quinto aniversario del inicio de sus emisiones. Es, sin duda, la televisión más prestigiosa del mundo, el espejo en el que casi todas las televisiones públicas deberían verse reflejadas aunque, lamentablemente, ninguna lo consigue.

    ¿Qué diferencia a la BBC del resto? Sobre todo su independencia absoluta del gobierno de turno. Se rige por un Estatuto que impide a los sucesivos ejecutivos británicos mangonearla a su antojo. Sus profesionales son libres, no están sometidos a presión  y no cambian –ni los directivos ni los profesionales- cuando tras las elecciones se produce la alternancia en el gobierno. Consecuencia de todo ello es el prestigio y el rigor de sus informativos –trabajan en ellos más de 2.000 personas-, que constituyen la verdadera joya de la corona.

    En estos 75 años de existencia apenas ha habido escándalos y los pocos que se han producido se han solventado con rapidez y eficacia: ceses fulminantes y dimisiones inmediatas. El mal interno, las poquísimas veces que se ha detectado, se ha extraído de raíz.

    La BBC es una televisión pública diferente hasta en su financiación, pues una buena parte de sus ingresos proceden de un canon obligatorio que –gustosamente- pagan los ciudadanos británicos para sus sostenimiento; ello le ha permitido convertirse en estas siete décadas y media de existencia en la televisión de referencia, no sólo en el apartado informativo, sino también  en el de ficción (“Yo, Claudio” es su serie más emblemática a nivel mundial) y documentales.

    Pero la BBC no está siendo ajena a la crisis. Ese canon obligatorio al que me refería antes fue congelado hace varios años lo que está conllevando graves problemas económicos que van a desembocar en la reducción del diez por ciento de su plantilla, por lo que unos dos mil empleados irán en breve a la calle con su carta de despido en la mano.

    En España estamos en plena campaña electoral y, como sucede siempre, las televisiones públicas, especialmente las autonómicas, se van a utilizar como arma arrojadiza. El Partido Popular incluye en su programa que en las televisiones autonómicas se pueda dar entrada a capital y formas de gestión privadas. Quizás debieran ser más valientes, dar un paso más y plantear su supresión. Suponen una sangría económica que no deja de aumentar y su seguimiento en número de espectadores, salvo honrosas excepciones, no justifica su existencia.

    El modelo a imitar ya existe: la BBC. Su forma de gestión, su independencia del poder son el camino a seguir. Pero en España me temo que va a ser imposible. Para los políticos, el “juguete” de la pequeña pantalla sólo ha tenido una finalidad: poder manipularla. Si desaparece esa posibilidad, deja para ellos de tener razón de existir. Así que, mucho me temo, todo seguirá igual. O peor…

miércoles, 9 de noviembre de 2011

CARTA A PAQUIRRIN

    Querido Kiko: Debo comenzar diciéndote que desde hace mucho tiempo eres mi ídolo, que tu arrolladora personalidad y ese no saber hacer nada que con tanto porte y dignidad llevas, siempre me ha arrebatado y me ha producido la más insana de las envidias.

    Te escribo porque te acabo de ver en la portada del Hola -¡qué mejor sitio!- junto a tu prometida, Jessica Bueno, y tu mamá, que es un poco la mamá de todos, Isabel Pantoja. Triple noticia: vas a ser papá –por lo que veo al primer tapón, zurrapa, que decimos aquí en Aragón-, te casas y a tu madre, que ya fue la viuda de España, la conviertes en la abuela más abuela de todas las abuelas que en el mundo han sido.

    He de decirte que, un poco pasados de fotoshop, eso sí, pero que estabais guapísimos los tres (cada uno en la medida de sus posibilidades, claro). Casi no he sido capaz de digerir de golpe tanta buena nueva y cuando lo he conseguido he balbuceado una nerviosa pero sincera ¡enhorabuena!

    Paquirrín, te admiro desde que tu madre te sacó por primera vez –y última a la vista del resultado- a un escenario vestido con una preciosa chaqueta de terciopelo azul y una camisa blanca con chorreras y puñetas (no es coña, los adornos de pecho y puños se llaman así). Mamá Isabel te llevaba en brazos y te daba paso cantando “mi pequeño del…” Y tú contestabas algo parecido a  “…alma”. O nos lo imaginábamos porque nos hacía ilusión verte tan espabilado y cantando ya a Perales. Recuerdo que todavía tenías pelo –en la cabeza
se entiende- y parecías un querubín.

    Luego quisiste ser futbolista, pero has de reconocer que Dios no te había predestinado para algo tan burdo como darle patadas a un balón. Y viste como tus hermanos, Fran y Cayetano, se convertían en toreros de éxito y eran cada día más guapos, mientras tú… Bueno tu belleza era distinta, más interior (supongo).

    Pasó el tiempo y se te fue cayendo el pelo. O, mejor dicho, se te fue redistribuyendo: el que se te caía de la cabeza lo recolocabas en el resto de tu cuerpo, conservando así un armónico equilibrio capilar. Y  un buen día en La Sexta hiciste el monólogo de los monólogos. Recuerdo que me emocionaste nada más comenzar: “Hola, soy Kiko Rivera, pero todos me conocéis por Paquirrín; sí, ese que sale con tías buenas que tienen las tetas grandes y que salen en pelotas en Interviú”. Ese día, definitivamente, te convertiste en mi ídolo. Quiero ser como tú, me dije.

    Comenzaste a hacer bolos por las discotecas y a cambiar de novia cada quince días. Las he podido conocer a todas siguiendo las portadas de Interviú. Aguerrido y valiente que eres, te fuiste a la “Isla de los famosos”donde, dando muestras una vez más de tu inteligencia, no diste ni golpe y, mientras los demás pasaban hombre, tu comías prácticamente a la carta. Allí conociste a Jessica, surgió la pasión y… vas a ser papá.

    Tío, de verdad, no sabes lo que te admiro. Te deseo lo mejor y estoy seguro de que tu hijo, con esa potente carga genética que le vas a transmitir, te va a superar y va a trabajar todavía menos que tú. Al fin y al cabo dicen que el que trabaja es que no vale para otra cosa. Y tu vales mucho.

    Por cierto, ¿habéis decidido ya el nombre del niño? Porque tiene que ser niño, Me haríais muy feliz si le pusieseis Paquirrinín. ¿Suena bien, verdad?

    Nada más. Sólo decirte que mi admiración es tan profunda que si hay reencarnación en mi próxima vida quiero ser tú. Y es que no cabe mejor elección.

    Ponme a los pies de tu señora madre. Algunas veces parece que tiene cara de mala leche. Supongo que es por los disgustillos que le das y los juicios que tiene pendientes por esas tonterías que hizo sin querer cuando tenía de novio al Alcalde de Marbella. Nada importante.

    Y tú, querido, admirado y nunca bien ponderado Kiko, mi queridísimo Paquirrín, recibe el más sincero, emocionado y afectuoso de los abrazos. ¡No cambies nunca, chaval!

    Joder, si estoy llorando…