EL SISTEMA FINANCIERO

Durante mucho tiempo se nos hizo creer a los españoles que nuestro sistema financiero era modélico, que los Bancos y Cajas de Ahorro gozaban de gran salud y, sobre todo, que nuestros ahorros estaban a buen recaudo y no corrían el más mínimo riesgo. Vivíamos en el país de las maravillas.

    A esta falacia, a este engaño colectivo, contribuyeron  todas las fuerzas políticas. Seguramente porque todas eran corresponsables de la gran mentira: España era ajena a la ruina de los principales bancos en Estados Unidos y a las consecuencias para la economía mundial de las hipotecas-basura.

    Bueno, pues cuando ya no hubo remedio, en pequeñas píldoras se nos fue facilitando una información más cercana a la realidad. Especialmente en todo lo relacionado con las Cajas de Ahorro, a las que creíamos instituciones ejemplares, cercanas a nuestros problemas y que inspiraban confianza. En los últimos años, lamentablemente, supimos que eran nidos de corrupción política y que estaban en su mayoría gestionadas por gente inepta y sin escrúpulos que ha jugado con los ahorros de millones de españoles.

    PSOE y PP coinciden ahora en reclamar una reforma en profundidad de las funciones inspectoras y de control del Banco de España que evite en un futuro situaciones como de la CAM o Caixa Nova Galicia, que van a convertirse en un sumidero por el que escaparán miles y miles de millones de euros necesarios para mantener “la buena salud” del sistema financiero español. La pregunta es obvia: ¿nadie detectó hasta ahora ninguna irregularidad?

    Estos miles de millones de euros –procedentes de los impuestos de todos los españoles- van a sanear las instituciones: los bancos y las cajas. Porque sus ejecutivos ya se han preocupado de su propio futuro estipulando sueldos de escarnio y planes de pensiones de cientos de millones de euros que constituyen un insulto al sentido común.

    Ya expliqué en cierta ocasión que muchas Cajas de Ahorro tienen su origen, su entidad fundacional, en el seno de la Iglesia Católico, que como sabrán practica como virtud teologal, junto a la fe y a la esperanza, la caridad. Y muchos dirigentes han debido pensar que si lo dice el refrán será porque es verdad: la caridad empieza por uno mismo. Y a nadie le amarga el dulce de un sueldazo y de un plan de pensiones que te permita una vida terrenal que, ya que no eterna, al menos se convierta en placentera.

    Si es que nos corroe la envidia…