miércoles, 16 de noviembre de 2011

EL NUEVO VALLE DE LOS CAIDOS

    La feroz crisis económica que nos acompaña desde 2007, además de empobrecer a la inmensa mayoría de los ciudadanos de todas las latitudes, se está cobrando, una tras otra, multitud de víctimas entre la clase política. El pasado sábado le tocó el turno a Silvio Berlusconi; fue la dimisión de un político atípico, muy posiblemente de difícil repetición en otro escenario que no sea la convulsa Italia, el país con menos estabilidad de la Unión Europea y que devora a los gobiernos sin que apenas les dé tiempo a asentarse en el poder haciendo posible –para más inri- las alianzas más extrañas y antinaturales.

    Y si Dios no lo remedia – no lo va a hacer porque quedaría fatal- el próximo domingo caerá –esta vez en las urnas- José Luis Rodríguez Zapatero, que pondrá el punto final a lo que para él ha sido un sueño y para muchos millones de españoles ha constituido una auténtica pesadilla.

    La crisis se lleva con los pies por delante a Berlusconi y Zapatero, como antes lo hizo con Sócrates en Portugal, Papandreu en Grecia o con varios líderes de esa Europa menos conocida pero más enigmática de los Balcanes.

    Pero quiero centrar mi comentario de hoy en Berlusconi y Zapatero; dos polos opuestos con nada en común, que han coincidido en el tiempo y que pueden ser los dos ejemplos más representativos de los dos grandes males que afectan a nuestra clase dirigente: la corrupción y la ineptitud.

    Berlusconi es la corrupción hecha persona transformada en político. Ha gobernado Italia sin otra meta que defender y hacer crecer su amplio predio empresarial. Su gestión siempre fue turbia al estar bajo sospecha por los mil y un procesos judiciales a los que ha tenido que hacer frente. Muchas de las normas promulgadas bajo su mandato no tenían otro objetivo que hacer imposible que fuera sometido a la acción de la justicia. Y, sobre todo, ha demostrado una total carencia de principios, viéndose envuelto en casos de corrupción –pagar por sexo con menores de 18 años es de cárcel inmediata en cualquier país medianamente civilizado- de los que, lejos de avergonzarse, ha hecho gala y ostentación.

     En el polo opuesto se encuentra José Luis Rodríguez Zapatero. Llegó al poder de casualidad y…de casualidad que no ha acabado con la economía española. Nadie le puede negar rectitud y convicción en sus principios, pero sin que ello deje de ser óbice para haberse convertido en el más genuino representante de algo también políticamente muy peligroso: la ineptitud y la carencia de preparación.

    Berlusconi y Zapatero son –de momento- los dos últimos cadáveres de esta crisis que está devorando a una clase política que en nada se parece a la que, tras la II Guerra Mundial –los Adenauer, De Gaulle, Winston Churchill…- sentaron con autoridad moral y capacidad de liderazgo las bases de la actual Unión Europea, algo que constituyó un hermoso sueño y se está convirtiendo en quimera.

    Ciao Berlusconi, adiós Zapatero. Creo que hay que comenzar a pensar en construir –simbólico e imaginario- un nuevo Valle de los Caídos. Porque la criba política no ha hecho sino comenzar. Que sea para bien.


   

2 comentarios:

  1. Mucha ineptitud y grandes cagadas. Aunque menuda la que se nos avecina a ppartir del 20N para los españoles. Esperemos no tener que acordarnos de ZP en un futuro diciendo aquello de "OTROS VENDRÁN QUE BUENO TE HARÁN"

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