martes, 31 de mayo de 2011

UN BARÇA DE FANTASIA


El Barça escribió el sábado una de las más bellas páginas de la historia del fútbol, volviendo a demostrar –y van…- que es un equipo de leyenda al que habrá que dedicar varios tomos cuando se complete la enciclopedia de este deporte.

    Las grandes finales suelen tener emoción, toda la del mundo, pero la calidad en el espectáculo suele ausentarse. Algo que no sucedió en este Barça – Manchester United, que se ha convertido en uno de esos encuentros del  que los buenos aficionados podrán –podremos- presumir de haber sido testigos presenciales.

    Me aficioné con el Zaragoza de los 5 Magníficos, que eran pura fantasía para la época; disfruté de la verdadera revolución del cambio de ritmo que supusieron Cruyff y Neeskens en el Ajax de comienzos de los 70; nunca se me olvidará la belleza y superioridad del fútbol de la selección de Brasil –con Pelé como megaestrella- que arrasó en el Mundial de 1970; recuerdo la elegancia del Milan de Rickjaard y Gullit en los 90; Cruyff, esta vez como entrenador, me volvió a ganar para su causa con el dream team de las cuatro ligas en el que la revolución consistía en que ningún jugador tenía puesto fijo y todos sabían hacer de todo. Pero debo reconocer que jamás un equipo elevó el deporte a la categoría de arte como este Barça de Guardiola.

    Su fútbol se ha resumido y simplificado en el toque y la posesión. Pero lo verdaderamente importante es su capacidad de recuperación. Rara vez un equipo es capaz de tener el balón más allá de los seis toques sin que la presión asfixiante del Barça le haga perder de nuevo la posesión. Calidad, sacrificio, juventud, compromiso con el equipo… Pocas veces tantas virtudes han coincidido en una plantilla.

    ¡Ah¡ Y Messi. Como alguien dijo es un jugador de la versión más avanzada de la Play Station. Un futbolista capaz de ejecutar lo que los demás no somos capaces siquiera de imaginar. Y de hacerlo a una velocidad prodigiosa. Guardiola dijo el sábado que es el mejor jugador que ha visto y que verá. Coincido plenamente: no es que haya entrado en ese Olimpo de los Dioses del Balón que conforman Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona. Es que está –reconozcámoslo- a años luz de todos ellos.

    El otro día me preguntaba un amigo que a quién habría que desplazar de la alineación titular de este Barça para dar cabida a Ronaldo. Supongo –respondí- que te refieres al gordito, al brasileño del inolvidable slalom frente al Celta, al tránsfuga que luego se fue al Madrid. Ése podría tener sitio; porque el Ronaldo actual, el portugués, el que mete goles a “puñaos” frente a los débiles en los encuentros irrelevantes pero que siempre falla en los partidos de responsabilidad, ése no jugaría ni un solo minuto en este Barça que ha convertido el fútbol –como rezaba el viejo eslogan del circo- en el mayor espectáculo del mundo.

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