miércoles, 15 de diciembre de 2010

LUZ AL FINAL DEL TUNEL


    He escuchado varios cortes radiofónicos de una intervención pública de Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el Gobernador del Banco de España. Ha dicho que 2011 será el último año de la crisis y que en 2012 España alcanzará cotas de crecimiento muy superiores al resto de países de la zona euro. En definitiva, que se vislumbra –aunque todavía lejana- la luz al final de este largo y oscuro túnel que estamos atravesando desde 2007.

    Las palabras de Fernández Ordóñez gozan del crédito de haber acertado siempre en sus vaticinios económicos, de haber avisado de la crisis, de haber intentado poner orden, claridad y transparencia en el sistema financiero y de haber sido el primero en recomendar profundas reformas estructurales. Todo ello le sirvió para que el Gobierno –que durante mucho tiempo vivió con Alicia en el País de las Maravillas- le tildase de alarmista y catastrofista. En estos últimos año ha sido algo así como el Pepito Grillo del Ejecutivo.

    El Gobernador del Banco de España ha recordado otra vez que es necesario profundizar en las reformas económicas –supongo que se refería a la del sistema de pensiones-, que los bancos están ahora mucho mejor que al comienzo de la crisis y que las Cajas de Ahorro habrán completado en 2012  sus procesos de fusión. Todo ello, entre otros muchos factores, conllevará el principio de la tan anhelada recuperación.

    Ojalá acierte. Pero, simultáneamente a las palabras de Fernández Ordóñez, se han hecho públicos dos de los indicadores que marcan la salud de una economía: la venta de pisos y la de vehículos. Y estos dos parámetros no sólo no mejoran sino que van a sufrir un serio retroceso en 2010, siendo todavía peores las perspectivas para el año que estamos a punto de estrenar.

    Cuando concluya la crisis, sin duda respiraremos aliviados y recobraremos la fe perdida en nuestro futuro tanto individual como colectivo. Pero los daños habrán sido de una magnitud ciertamente desconocida hasta ahora: cuatro millones y medio de parados, más de un millón de familias sin ningún ingreso, un mercado inmobiliario por los suelos, destrucción de parte del tejido productivo, el pequeño comercio arruinado en su mayoría y todos los etcéteras que se quieran añadir.

    Reconstruir todo lo que la crisis se ha llevado por delante será una labor ardua y, sobre todo, extensa en el tiempo. Pero sería deseable que  hayamos aprendido la lección  y nadie –ciudadanos, empresas y Administraciones Públicas- vuelva a vivir por encima de sus posibilidades.

    Si Fernández Ordóñez está en lo cierto apenas queda año y medio difícil. Si no se equivoca habrán sido cuatro años largos de penurias económicas para los más damnificados, que han sido las clases sociales más desfavorecidas. Como siempre.


2 comentarios:

  1. La verdad es que haber si este hombre tiene razon, porque la crisis esta dejando en una situación muy complicada, ya que se ven sin ingresos ni para poder hacer la compra!! Que es algo vital, por suerte yo personalmente no la he notado mucho- y no es porque sea rico- sino porque no tengo unos ingresos altos para poder percibirla directamente, si es verda que a mi abuelo le cuesta más soltar la propina pero bueno, jejej. Que se acabe esta crisis ya!
    PD: ZP, vete ya!

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  2. El de antes he sido yo.
    Son Goku!

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